martes, 5 de abril de 2016

Despedida






Amig@s, problemas de tipo técnico que no he podido resolver me obligan a dejar en suspenso este blog. No obstante, sigo en activo y podéis acceder a mis imágenes y mis palabras en LATIDOS, mi nuevo blog.


Espero poder seguir contando con vuestra presencia. Os dejo el enlace para los que no lo conocéis y un fuerte abrazo







jueves, 31 de marzo de 2016

Otros mundos





Hubo un tiempo en el que las hadas habitaban los bosques y en el que las sirenas, que devoraban a los marinos, compartían con las nereidas las aguas de los océanos. Entonces, el mundo, recién inventado, era pura magia y todo en él era ensoñación.

Hoy, todo eso se ha perdido y dicen algunos incluso que las sirenas, ahora, en los atardeceres de los puertos, lo que realmente ansían es comerse un helado de turrón.





miércoles, 23 de marzo de 2016

De los silencios





Ha amanecido en las calles y la vida está despertando. Lejos, la ciudad ha quedado sola y el mundo, estando tú ausente, me parece deshabitado. Arrastro conmigo un equipaje de silencio, es de día y te amo.





jueves, 10 de marzo de 2016

Tiempo de carnaval





La noche en que soñó que se iba a morir, el hombre que escribía cuentos se despertó animado. Tras varias horas de confusión, se sentía vivo y pensó que era un buen momento para enfrentarse a un cuento. “No puedo desaprovechar -se dijo-, esta ocasión de escribirlo.” Se sentía con fuerzas.

En el cuento que acudió a su mente se veía rodeado de amigos. Estaban celebrando una fiesta de carnaval y todos parecían divertirse. Fue al poco cuando se dio cuenta de que algunos de ellos habían muerto hacía tiempo. Para su sorpresa, en aquella fiesta los vivos y los muertos convivían de un modo natural. Le costaba reconocer a algunos de ellos, disfrazados como estaban, pero todos, en sus trajes, se veían contentos. Reparó además en que allí estaban algunos que ni siquiera habían vivido. Eran gentes a las que él solo había soñado. Entre otros muchos, transformada en zíngara, podía ver a la monja Polonia, y a su lado, como en el cuento, al diablo. También estaba allí, impartiendo guiños, Sophie, la escapista de Nueva York. Se había disfrazado de bailarina de cabaret.

Aquella mezcla de gentes lo tenía confuso pero todos estaban muy animados y la parranda se fue prolongando. Hubo de pasar mucho tiempo antes de que en algún momento, poco a poco, sus amigos comenzaran a irse. Muchos de los vivos se fueron andando, ya que habían bebido demasiado y no eran capaces de conducir sus autos. Los muertos y los irreales, los de los puros cuentos, simplemente se esfumaban, pero todos, antes de irse, le daban un abrazo de despedida, que él sentía muy cálido.

Al fin, él, que también había bebido demasiado, decidió que había llegado el momento de irse, pero uno de sus amigos le dijo que eso ya no era posible. No iba a poder regresar a su casa. Ahora, su destino era otro. No le hizo caso y fue a despedirse de la Señorita C., que vestía un raído uniforme de soldado napoleónico y también le dijo que tampoco podía irse con él. El tiempo de las ensoñaciones había pasado. Ella tenía que regresar a su cuento y él no podía acompañarlo.

Fue así, dejado a un lado por todos, como el hombre que escribía cuentos se dio cuenta de que la noche en que había soñado que se iba a morir, ciertamente se había muerto y reparó entonces en su madre, a la que hasta ahora no había visto, tan bella, tan joven, transformada en Cenicienta, y cuando ella le tendió su mano, se la cogió al instante y se confió. Sabía que ella le guiaría. “Vamos, hijo -le dijo-, ya no tienes tiempo”.

Cuando caminaba otra vez, como de niño, de la mano de su madre, fue cuando recordó que hacía muchos años, en uno de sus cuentos, ya había predicho que morir no era sino darse cuenta de que a partir de ahora ya no iba a poder estar uno nunca más con sus amigos.





jueves, 18 de febrero de 2016

miércoles, 10 de febrero de 2016

La edad de las mujeres






De él se decía que siendo joven había pactado con el diablo que tendría siempre la misma edad que las mujeres a las que amara. Sin embargo, cuando fue acumulando años, a pesar de que había conocido a muchas mujeres, a algunas de las cuales doblaba la edad, nunca vio nadie que su cuerpo rejuveneciera y terminó muriéndose de puro viejo como cualquier otro. Parece que a lo largo de su vida nunca había amado realmente a ninguna y el diablo no se sintió obligado a cumplir su promesa.






martes, 2 de febrero de 2016

El paraíso de los deseos





"Hay un momento de la vida en que el alma que anida en el cuerpo, renuncia a sus vuelos, a sus locuras, a sus cielos, y se queda para siempre en la carne, como el pájaro que se quedase en el tronco del árbol, desengañado de alturas y de azules."

Francisco Umbral – Mis paraísos artificiales





Le conocí hace seis semanas, en una reunión de grupos católicos. Me dijo que estudiaba en el Seminario y yo, deslumbrada, sentí que me había enamorado y que lo amaba como nunca antes había amado a nadie. Desde entonces somos amigos y a pesar de que no vive en mi ciudad nos hemos llamado casi todos los días y nos hemos visto los fines de semana para charlar y tomar unas copas. Cuando le hablé de mi amor, me dijo que si no fuera seminarista compartiríamos nuestras vidas. Solo supe decirle que si no fuera seminarista no nos habríamos conocido. Hasta ahora, aunque veía que su vocación era fuerte, pensaba que quizás pudiera atraerlo insistiendo algo más. Pero no, ahora sé que es fiel a su fe y que se está alejando de mí. Mi deslumbramiento ha sido efímero, sólo ha durado las cinco semanas en que lo he sentido próximo. Han pasado ya siete días desde la última vez que hablamos y he comprendido que para hacer realidad el inhabitado paraíso de los deseos es preciso que antes el mundo entero se desplome y no me siento con fuerzas para ese empeño. Lo tengo decidido, pediré perdón y regresaré, alejándome de mis sueños, a la vida de sosegada monotonía de mi convento.





sábado, 23 de enero de 2016

Mujeres en la noche






Mi abuela, cuando yo era niña, decía que por las noches oía voces. Creo que era sensitiva, pero ella no lo sabía y por la mañana protestaba: “Esta noche, con el jaleo que ha habido no he podido dormir como Dios manda. Estoy harta de los vecinos.” Entonces vivíamos en una casa molinera en las Delicias y todos sabíamos que no había vecinos cerca.


Con el tiempo, fue mi madre la que empezó a quejarse de que el ruido que producían los relinchos de un caballo tampoco la dejaban dormir. No hubo manera de convencerla de que en la casa no había ningún caballo. Mi padre, que nunca asumió que ella estaba enloqueciendo, nos decía que quizás todo fuese el jaleo de algún gato.

Desde entonces han pasado muchos años y ahora soy yo la que desde hace varios meses tampoco puede dormir. Me lo impide el sonido de una trompeta que un negro se pone a tocar tan pronto como llega la media noche. Creo que las mujeres de mi familia somos sensibles a las cosas extrañas. El caso es que a mi abuela y a mi madre nunca se les ocurrió ir al médico para tratarse la causa de esos desvaríos. En aquellos tiempos nadie hacía eso. A mí, sin embargo, una amiga me ha dicho que debería consultarlo con el Doctor Brenes, un tipo que atiende por internet asuntos de brujerías. Lo he hecho, y él, tras hacerme rellenar un montón de fichas, ha zanjado el asunto diciendo que no encuentra ningún motivo que no tenga tratamiento para mi extravío y me ha indicado que tome varios brebajes “de la felicidad” con los que pronto, si sigo las instrucciones que me irá impartiendo en próximas consultas, pondré en fuga al trompetista. Como por cada consulta virtual tengo que pagar quince euros con tarjeta de crédito, yo, cautelosa en estas cosas, he decidido que es preferible no hacer uso de las pócimas. En su lugar, me tomaré todas las noches una buena taza de chocolate.

Y la verdad es que he acertado. Hace ya catorce noches que el hombre de la trompeta ha dejado de molestarme. Lo malo es que tengo miedo de que el Doctor Brenes, al notar que no he vuelto a consultarle, me haya embrujado, ya que ahora, ni de noche ni de día, consigo quitarme de la mente la canción de los negritos del Cola Cao.





viernes, 15 de enero de 2016

Irrealidades





El fotógrafo, en su empeño por transformar la nada, se servía del color, la perspectiva y las formas. Entonces, a veces, construía universos que no eran reales pero podrían serlo y los poblaba con gentes que no existían pero que podrían existir, y es que él, a fin de cuentas, no era sino alguien que sabía escribir en la luz.





viernes, 8 de enero de 2016

Peggy Sue y las Matemáticas





Estudios recientes realizados por una profesora española de secundaria cuyo nombre no ha trascendido y que habrían sido refrendados por la Asociación de Profesores de Matemáticas de Estados Unidos (NCTM) habrían demostrado que cinco veces tres no es lo mismo que tres veces cinco. Al parecer, dicen que nadie que pertenezca a mi generación, que a duras penas conseguimos sobrevivir a las matemáticas, sería capaz de entender los razonamientos que han conducido a tan asombrosa afirmación, que estaría vinculada con la necesidad de que fuese uno capaz de distinguir entre un multiplicando o número pasivo que se deja multiplicar y un multiplicador o número activo que multiplica. Al tener conocimiento de la noticia, Peggy Sue, que desde jovencita tuvo claro que en su vida las matemáticas no iban a servirle para nada, habría declarado que ahora se siente todavía más confusa.





sábado, 2 de enero de 2016

Niebla





La señorita C. está preocupada. Alguien le ha dicho que una de sus mejores amigas ha enfermado de lucidez y ella, que sabe que algo de niebla no le viene mal a la vida, se teme lo peor.